La población
extranjera aumenta en España a la vez que las actitudes discriminatorias van
desapareciendo entre los jóvenes
En la época de Hitler ya había xenofobia. Incluso antes, en
los Estados Unidos con la exclusión de la gente de color, a los que trataban de
esclavos. Y mucho antes también, cuando se sobrevaloraba la importancia de las
“polis” griegas. Según la RAE, xenofobia se define como odio, repugnancia y
hostilidad hacia las personas extranjeras;
según el pueblo, como el rechazo a “aquellos que vienen a quitarte lo
que es tuyo”.
Recientes estudios llevados a cabo por el Ministerio de Trabajo
e Inmigración destacan que la inmigración es el fenómeno social y cultural de
más alcance en los últimos años en España, y en concreto, la provincia de
Alicante ha sido la líder en cuanto al recibimiento de extranjeros superando a
ciudades como Madrid y Barcelona.
Los jóvenes alicantinos realizan dos diferencias:
inmigrantes y extranjeros. La diferencia no existe, salvo en su cabeza.
Relacionan “inmigrantes” con las personas de origen magrebí y latinoamericano,
en general, con los no comunitarios. Sin embargo, a los británicos o alemanes
les consideran como “extranjeros”, que tiene una connotación positiva. Esta
connotación va acompañada de frases como “todos somos iguales” o “todos
merecemos el mismo respeto, somos personas”. Por el contrario, los jóvenes que
hablan de “inmigrantes”, son partidarios de frases como “vienen a quitarnos el
trabajo” o “cada uno a su país”. Aunque de 71.840 alumnos encuestados, un 76 %
tiene planteamientos integradores, y un 24% actitudes discriminatorias.
Inmaculada Valero, profesora de Ética y Filosofía en el IES
Antonio José Cavanilles de Alicante apunta que los jóvenes mayoritariamente no
son racistas, aunque siempre hay más de un “loco” que se extralimita.
Historia
Como arranca el reportaje, la xenofobia ha existido, existe
y existirá. Son cosas que no se pueden cambiar, sino mejorar, corregir o
disimular. “Hace 20 años no había tanta población extranjera, sino que aumentó
en la época de la expansión económica española” opina Valero, que destaca que
por aquel entonces, la frase más repetida no era otra que: “los inmigrantes
vienen a quitarnos el trabajo”. Pero, “la mayoría de aquellos que decían eso,
preferían cobrar el subsidio de desempleo antes que trabajar en el campo”,
destaca la profesora.
Según fuentes del Ministerio de Educación, desde el año 2006
hasta ahora, el aumento de inmigrantes escolarizados en España ha sido del 40%.
En las aulas alicantinas el dato es aún mayor. Ciudadanos en su mayoría
latinoamericanos han poblado la provincia y han llenado las clases de un “ambiente
caribeño que por naturaleza es tranquilo”, afirma Daniel Manuel Cumbicus
González, ecuatoriano, y padre de dos alumnos del IES Antonio José Cavanilles.
Cosa del clima mayoritariamente, vienen a Alicante, o mejor dicho a la zona
levantina, a buscar trabajos que se asimilen a sus condiciones físicas. Sus
hijos son matriculados en los colegios cercanos a sus casa y a partir de aquí
el país se vuelve a dividir: “son vagos”, “no hacen nada”, “entretienen a los
demás” son algunas de las opiniones que merodean por la calle. Aunque bien es
cierto que consultando las notas del colegio Mora Puchol de Alicante, la
diferencia entre extranjeros y españoles es mínima, por no decir ninguna.
Cuestión de sexos y religiones
“Es posible que la falta de respeto de los chicos sea más
manifiesta con insultos o empujones, pero no quiere decir que las chicas sean
más respetuosas con aquel que acaba de llegar” apunta Alicia Peralta, psicóloga
y coordinadora del grupo de mediación del IES Almadraba de Benidorm.
Tras analizar el informe facilitado por el Ministerio de Educación,
la conclusión final de éste es que al realizar un contraste entre ambos sexos,
había una gran similitud entre las opiniones y frases lanzadas por las chicas y
por los chicos. La única diferencia era que los chicos defendían más la
españolidad y las chicas se llevaban la disputa a un terreno más personal.
El informe habla de sexos, de edades, pero no entra a
analizar las religiones, un punto clave y conflictivo en estos momentos. “Si
tuviese que señalar algún grupo religioso o cultural, diría que hacia los
musulmanes, puesto que sus creencias y sus formas de vida son muy diferentes a
las nuestras” afirma Valero. La mayoría de la población juvenil española no
hace una distinción entre árabe, musulmán, africano, marroquí, argelino,
etc…para ellos, todos van en el mismo saco, todos son “moros”. Hoy en día en la
provincia de Alicante, por cercanía y climatología, la población musulmana es
mucho más grande que en otras ciudades en España. La calle se mantiene
dividida, los jóvenes más. Unos apoyan la integración, otros critican la
inmigración y más ahora en tiempos de crisis. Eso sí, cuando van a los kebabs,
se les “cae la baba” cuando les sirven un rollo de pollo o ternera envuelto en
pan de pita. Entonces es ahí cuando piensan que no van a quitarles lo suyo,
sino a convivir.
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